miércoles, 3 de diciembre de 2008

Heráclito de Efeso

Heráclito de Efeso vivió alrededor del año 500 a. C. Según lo que sabemos de él, intentó romper el molde del pensamiento de su tiempo. Si bien fue influido por los filósofos milesios y en parte heredó los problemas cosmológicos que aquellos trataron, sus puntos de vista constituyeron una crítica a los principios expuestos por todos los pensadores que le precedieron. Parte del gran interés que tiene el pensamiento de Heráclito es común a la filosofía antigua en general: ¿Cómo se puede explicar la realidad – lo que permanece con unidad, lo necesario – teniendo en cuenta que la apariencia de nuestro mundo cotidiano sólo nos da testimonios de cambio y de multiplicidad? Algunas de estas cuestiones pasaron a la historia como los “problemas del ser y el devenir”. ¿Qué dice Heráclito al respecto?

Heráclito reconoce en el devenir incesante de las cosas la realidad más profunda de la naturaleza. La realidad misma es un fluir permanente, un cambio constante. Desde este punto de vista, todo es y no es al mismo tiempo.

Frag. 91 No es posible penetrar dos veces en el mismo río, ni tocar dos veces una misma sustancia mortal, pues debido a la velocidad y rapidez de su cambio se dispersa y de nuevo se junta (más bien ni otra vez ni sucesivamente, sino que simultáneamente se junta y se separa) y viene y va.

La afirmación de Heráclito es sutil y profunda; lo que intenta explicar no es tanto que como las cosas cambian no podemos encontrarlas dos veces de igual manera, sino más bien que si las cosas permanecen es, justamente, porque cambian permanentemente. La clave misma de la realidad - de la permanencia - descansa en el hecho del constante devenir. Éste, además, no obedece al azar, sino que está dado según un orden: la lucha entre opuestos. Los opuestos están en una constante pugna, pero no se cancelan o neutralizan entre sí, sino que se precisan mutuamente para conformar la realidad.

Frag. 111 La enfermedad, lo que hace agradable la buena salud; el hambre, la saciedad; el cansancio, el descanso.
Frag. 126 Lo frío deviene caliente; lo caliente frío; lo húmedo seco; lo seco húmedo.

Tampoco se trata de que los sean idénticos entre sí - ¿cómo habría cambio, entonces? – sinmo que están profundamente conectados mediante esa relación antagónica. En la tensión de los opuestos, la realidad se conforma como una unidad. Y por eso, para entender la realidad no hay que conciliar los opuestos, sino comprender su oposición.

Frag. 60 El camino hacia arriba y hacia abajo, uno y el mismo
Frag. 103 Principio y fin coinciden en el círculo

La ley que rige el mundo es el logos. El logos rige tanto a la naturaleza como al hombre. Es un principio objetivo, en tanto rige el cosmos, y un principio subjetivo, en tanto razón que rige el intelecto humano. Por eso para ser sabio no se trata de saber mucho, sino de comprender el orden del mundo y del cambio.
Es interesante que logos significa tanto razón como palabra: para los griegos, este término expresaba una equivalencia entre la estructura del lenguaje y la estructura del pensamiento. Heráclito se refiere al logos no como un descubrimiento propio, sino como una razón – de la cual él sólo es portavoz - disponible para todo aquel que considere el mundo tal como es.

Frag. 50 Habiendo oído no a mí, sino al logos, es sabio convenir que todo es uno

El logos es un bien común, pero no todos lo captan. Solamente los sabios siguen lo que es común, pero la mayoría – que para Heráclito es más bien estúpida - se deja llevar por lo que dicen sus sentidos de las apariencias, cuya información, aunque necesaria, de nada vale si no es articulada en torno al logos.

Frag. 107 Malos testigos para los hombres los ojos y los oídos si tienen psijés que no comprenden

1 comentario:

  1. Es muy interesante el análisis que Heidegger hace de Heráclito en su Carta al Humanismo.

    Toma como eje una historia que muestra a Heráclito atizando las llamas de un horno, mientras dice "aquí también están los dioses".

    http://apocrifasia.blogspot.com

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