“Los hombres hacen su propia historia, pero no lo hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y transmite el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos”.
Marx. K. El 18 Brumario de Luis Bonaparte
Desde la visión de Marx, la historia muestra cómo las relaciones de producción hacen de por sí entrar en conflicto los intereses opuestos entre clases, determinadas en función de la propiedad de los medios de producción, y que enfrentan a quienes las poseen y quienes no, a la clase dominante y la clase dominada, a explotadores y explotados. La clase dominante no solamente tiene en sus manos los privilegios materiales que devienen de su propiedad, sino que además sostiene el conjunto de las instituciones jurídicas y políticas cuya organización constituye las formas de conciencia de la época, dadas por la religión, el arte, la moral, la filosofía. En tanto esta superestructura depende de las condiciones económicas de la sociedad y es un reflejo de las relaciones de producción, Marx la considera como la ideología que permite mantener y perpetuar los intereses de la clase dominante. A lo largo de la historia, las clases oprimidas han disputado el poder económico, político y cultural a la clase dominante; la lucha de clases es según Marx el motor de la historia, la que permite el movimiento y desarrollo de la historia humana. Así, cada generación se encuentra en una circunstancia histórica dada por las relaciones de producción establecidas, que son transmitidas por las generaciones anteriores.
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