lunes, 1 de enero de 2001

ENSAYO 1º Bachillerato - 2009

Consumo: ¿necesidad o placer?
Por Camila Labadie y Micaela Bado
Alumnas de 1º de Bachillerato.
Colegio Zorrilla, Hermanos Maristas, Montevideo - Uruguay


Vivimos en una sociedad particular; una sociedad desarrollada en el siglo XX; una sociedad con altos niveles económicos, y con un gran desarrollo tecnológico. Es la llamada sociedad de consumo. Este tipo de sociedad tiene altos niveles de producción, gran variedad de productos, y crea la demanda a partir de lo producido y no al revés, como sería normalmente. Es una sociedad que está totalmente acostumbrada a obtener productos del mercado.
En la sociedad de consumo, el modelo típico de persona, es el que consume, el que obtiene lo nuevo, o por lo menos busca conseguirlo. Pero aún así encontramos personas, en grandes cantidades, que se conforman con lo mínimo, con lo básico. Es completamente incoherente tanta desigualdad en una sociedad, cuando además el consumo es para unos una necesidad, y para otros es una actividad lejana, aunque aún así necesaria. El consumir es una actividad necesaria para la supervivencia de todo ser vivo, que debe, por ejemplo, obtener alimentos, pero, ¿cómo puede ser tan diferente para todos? Cada persona tiene sus propios deseos de consumir, de obtener productos. Para todos es distinto; para algunos es completamente normal, pero sin embargo, para otros es completamente ajena a sus pensamientos diarios. Entonces, si algunas personas consumen excesivamente, y otros no tienen el remoto deseo de hacerlo, el consumo, ¿es una necesidad o un placer?
Para contestar esta pregunta, debemos primero definir algunos términos. Para empezar, consumir. Consumir es “utilizar comestibles u otros bienes para satisfacer necesidades o deseos”(1) . La necesidad es “la carencia de las cosas que son menester para la conservación de la vida”(2) ; y, por otro lado, el placer es la “satisfacción, sensación agradable producida por la realización o suscepción de algo que gusta o complace”(3) .
En nuestra opinión, el consumo puede tener distinto grado de importancia en la vida de una persona. Muchas veces puede interpretarse más como placer que por necesidad, pero otras puede ser realmente necesario consumir. La población consume para satisfacer sus necesidades, pero muchas veces éstas son deseos transformados en necesidad, que ¿son necesidades?
En muchos casos las necesidades a las que se refiere la gente, son deseos que lucen como necesidades, ya que son manipulados para serlo. Esto está principalmente causado por la publicidad y el marketing, del mismo modo que por el resto de la sociedad.
La publicidad, busca llamar la atención y despertar los deseos de obtener productos sobre la población. Esto lo hace mediante distintas tácticas en las cuales atribuye características al producto, que realmente no las tiene. Con esto, la publicidad logra que el consumidor crea que verdaderamente, necesita el producto para su existencia, y que al obtenerlo conseguirá conquistar y adquirir determinados valores, como seguridad de si mismo, belleza, juventud, poder, u otros valores que sacien sus deseos o lo completen como persona, que en realidad el producto no brinda, sino que al tenerlo, la persona crea en su subconsciente la idea de que efectivamente logró conseguirlo.
De esta forma, la publicidad logra que el consumidor sienta la necesidad de obtener determinados productos. Junto a esto, la sociedad también transmite la idea de que si no se tiene determinadas cosas, la esencia de la persona cambia, cuando verdaderamente no lo hace, provocando el mayor consumo. Gracias a esto, se toma la costumbre de consumir constante y excesivamente. A esto se le llama consumismo, que es la “tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios”(4). El ser humano tiene esta tendencia, ya que siente placer al saciar sus deseos. Así se crea una sociedad hedonista, que toma la idea del placer como modo de vida. Como sostiene Adela Cortina(5), “el hedonismo […] se ha convertido en la auténtica ética de las sociedades capitalistas y a la vez en la justificación cultural del capitalismo.”
El capitalismo, es un “régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza” (6), que ha sido utilizado por las grandes sociedades de la historia antigua y moderna, por lo que nos damos cuenta que el consumo no es una actividad reciente, sino que, a pesar de haberse desarrollado luego de la Revolución Industrial principalmente, se ha fomentado a lo largo de la historia del desarrollo humano.
El capitalismo, es la base de la sociedad de consumo, que como se mencionó antes, es una sociedad de abundancia, que produce en grandes cantidades. Pero este tipo de sociedad, tiene un problema: para poder funcionar correctamente debe lograr movilizar los productos y que sean consumidos. Para esto debe lograr que la gente no esté satisfecha. Retomando la función del marketing, podemos demostrar que es la que no permite la completa satisfacción de los consumidores. Esto lo hace el marketing a través de cambios en el exterior de los productos, como en los envases, etiquetas, o simplemente en los nombres.
Otros factores influyentes en el consumo, son los distintos elementos desarrollados por las sociedades para aumentar el consumo y evitar el remordimiento de la gente, porque está consumiendo en grandes cantidades. Estos son, por ejemplo, la creación de las “mágicas” tarjetas de crédito. Estas tarjetas, que no son más que pedazos de plástico representando el dinero, logran que el propietario sienta que controla sus gastos, y que puede, gracias a ello adquirir más de lo que verdaderamente está a su alcance. Así logra satisfacer hasta los deseos más lejanos, los más difíciles de alcanzar, y los más inútiles. Las ofertas cumplen también con esta función, ya que logran atraer el consumidor, con la escusa de que “es mejor comprar ahora”. Por último, entre tantas otras cosas, están los productos descartables, que logran acostumbrar a las personas a utilizarlas, para luego tener que deshacerse de ellos, y comprar otro nuevo, formando un círculo vicioso. Esta es la forma en que se logra que un deseo se transforme en necesidad.
Junto a esta idea, está la planteada por Maslow, que afirma que el ser humano tiene distintos niveles de necesidades, y que las más altas sólo aparecen al satisfacerse las más bajas, las básicas. He aquí la razón por la cual los hombres tenemos todos distintas necesidades. Al satisfacer una necesidad, se crea otra, pero no todos podemos obtener lo mismo, por lo que nuestras necesidades y preocupaciones son distintas. Un ejemplo, es la pobreza. Las personas clasificadas como pobres, son aquellas que no pueden cumplir con las necesidades básicas para vivir, y al no poder satisfacerlas, no desarrollan necesidades mayores, ya que su principal preocupación es esto que es imprescindible. Este nivel de necesidades es el que Maslow considera como más bajo, las necesidades fisiológicas, que nos permiten mantener el metabolismo del cuerpo. Las necesidades fisiológicas surgen en el nacimiento, y están presentes a lo largo de toda la vida. Cuando estas necesidades ya no se tienen, porque fueron compensadas, aparecen las necesidades de segundo grado, las de seguridad y protección; la necesidad de tener recursos, ingresos, empleo, salud, etcétera. Luego están las necesidades de afiliación y afecto, la necesidad de relacionarse y ser aceptado. En el cuarto grupo se encuentran las de estima, tanto a uno mismo como a los demás, la confianza, la atención, el aprecio, la libertad, entre otras. Y por último, Maslow plantea que el quinto y último nivel de necesidades se encuentran las necesidades de autorrealización. Estas serían la necesidad de automotivación, de crecimiento; las necesidades para sentirse realizado, para ser feliz. Si estas necesidades no se cumplen, a diferencia de los demás niveles, surgen problemas psicológicos, como la depresión. Las necesidades de éste último nivel, son necesidades individuales, de cada uno como persona, y no surgen sino hasta haber saciado todas las necesidades básicas.
Maslow plantea que las distintas necesidades, de todos los niveles, afectan al individuo al no ser cumplidas, pero si no se tienen, no hacen diferencia.
Suponiendo que ambas teorías fueran correctas, la planteada por Maslow, y el hecho de que la publicidad manipula a las personas, se podría decir que luego de ser saciadas las necesidades básicas, las demás aparecen, y son afirmadas por elementos externos a la persona.
Teniendo esto en cuenta, podemos replantearnos la pregunta de si las necesidades a las que se refiere la gente son verdaderamente necesidades, o solamente son deseos. Pero, ¿cómo podemos contestar esta pregunta si para todos es distinto?
No podemos. No podemos determinar si para el otro algo es una necesidad o un placer, ya que no comprendemos qué siente, ni tenemos lo mismo que el otro tiene, sean cosas materiales o emocionales. Es por esto que para todos es distinto, porque no todos tenemos los mismos criterios de comprensión de nuestros sentimientos y deseos, ni tenemos la misma capacidad de adaptarnos a vivir de la misma manera, porque somos distintos.
La conclusión a la que llegamos es que una persona efectivamente comienza a consumir por necesidad, porque lo necesita. Porque de otra manera no podría vivir, ya que no tendría los recursos básicos que permiten la supervivencia. Pero una vez logrado esto, el ser humano comienza a consumir, como afirma Maslow, para saciar deseos secundarios. Pero si no logra saciarlos, se genera un sentimiento de vacío, de descontento, angustia, dolor. Por lo que es necesario para la salud de una persona, que consta de una parte física y otra emocional, lograr satisfacer estos deseos.
Entonces, podemos afirmar, que por más de que las necesidades sean reafirmadas o causadas por otros elementos que no son el ser propio, como la publicidad, lograr que desaparezcan es necesario para el individuo como persona, o como parte de una sociedad. Y para lograr esto, es necesario consumir, por lo que para que una persona logre el bienestar y sentimiento de plenitud, que permiten que se encuentre estable en todos los aspectos, consumir es imprescindible, por más que la necesidad y el nivel de importancia para todos sean distintos, para todos es necesario.
Nosotras llegamos a la conclusión de que un deseo, al ser saciado, genera placer. El placer es necesario, como dijimos antes, para sentirnos bien. No importa qué necesitemos, no importa cuánto necesitemos, saciarlo es necesario. Por esto podemos decir que para nosotras consumir es verdaderamente imprescindible, ¿y para ustedes?

Notas
1 Diccionario de la Real Academia Española; tomo 3; página 428.
2 Diccionario de la Real Academia Española; tomo 7; página 1065
3 Diccionario de la Real Academia Española; tomo 8; página 1206
4 Diccionario de la Real Academia Española; tomo 3; página 429.
5 Cortina, A. “Por una ética del consumo”, capítulo VII, página 162.
6 Diccionario de la Real Academia Española; tomo 3; página 297.


Bibliografía
• Cortina, A. “Ética del consumo”.
• Cortina, A. “El misterioso mundo de las motivaciones” en “Por una ética del consumo”
• Cortina, A. “Necesidades y Deseos” en “Por una ética del consumo”
• “Consumo versus consumismo” en “Vida de consumo”.
• Diccionario de la Real Academia Española.
• “La sociedad de consumo”.
• http://www.wikipedia.com

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