lunes, 1 de enero de 2001

¿Es necesario consumir para ser feliz?
Por María Paz Silveira y Candelaria Brandt


¿La necesidad de consumir influye en el hombre?, ¿es realmente necesario consumir para llegar a la satisfacción y felicidad propia?. Vivimos en un mundo que cada día se torna más y más consumista y ese consumo se vuelve cada vez más cotidiano, pero ¿ese consumo hace a la realización de nosotros como personas? Estas son las preguntas en las que nos centraremos para desarrollar este trabajo, para así llegar, no a una respuesta, sino a una aproximación a lo esencial del tema, que, si bien se ve acentuado en estos tiempos, viene desde los inicios de la vida del hombre, ya que: “Tanto en el paleolítico como en las modernas sociedades súper avanzadas, el ser humano ha sido un consumidor, pues consumir ha sido siempre necesario para sobrevivir…”(1) .

Como forma de afirmar que la necesidad de consumo, por diversos motivos, está ligada al hombre, como dijimos, desde los tiempos más antiguos, tenemos en un primer momento, de una forma más contenida, la necesidad de consumir ligada a la necesidad de subsistencia, con el correr del tiempo, el avance de la tecnología y la creación de objetos que ya poco tienen que ver con la subsistencia y que en realidad no son para nada indispensables, el concepto de consumo se ha alejado de el de necesidad y es por eso que vivimos hoy día en sociedades donde el consumir se vuelve una adicción y por eso un problema.
Casualmente, el diccionario de la Real Academia Española tiene varias definiciones de lo que es la necesidad, por un lado tenemos que es un “Impulso irresistible que hace que las causas obren infaliblemente en cierto sentido”(2)y por otro: “Aquello a lo cual es imposible sustraerse, faltar o resistir”(3).
Si nos ponemos a analizar podríamos decir que la primera definición refiere a un concepto de necesidad asociado al consumismo que reina hoy en día, caracterizado por ese impulso irresistible, muchas veces sin fundamentos, simplemente por el hecho de satisfacción propia y momentánea; por otro lado, la segunda definición se relaciona con lo que sería el consumo asociado a la necesidad de sobrevivir, a lo indispensable para nuestro bienestar. Estaría entonces vinculado a el concepto de consumo de las sociedades más antiguas, menos desarrolladas.
Estos dos tipos de necesidad no son nada mas y nada menos que los que plantea Marcuse en “Ética del Consumo “ de Adela Cortinas “…distingue Marcuse entre dos tipos de necesidades -verdaderas y falsas- que los individuos intentan satisfacer al consumir. "Verdaderas" son las necesidades vitales, como alimentación, vestido o vivienda; "falsas" son las que determinadas fuerzas sociales imponen a los individuos reprimiéndoles, y que no hacen sino perpetuar la agresividad, la miseria y la injusticia. Los individuos pueden sentirse felices al satisfacer este tipo de necesidades pero les están siendo impuestas por fuerzas sociales que, como inmensos sujetos elípticos, las provocan para aumentar el consumo, con él, la producción, y continuar con esa perversa cadena de esclavitud…”(4)
Como se plantea también en el mismo texto, el sistema capitalista de hoy en día, ha establecido un tipo de sociedad y de persona para las cuales el consumo es un factor clave, es un elemento que termina siendo lo que sostiene al sistema, ya sea desde el punto de vista económico como desde el de la cultura.
Podemos decir que hoy en día para conocer como es un país, no solo tenemos que conocer cosas históricas, geográficas o culturales sino también costumbres en lo que es el consumo, qué es lo que más se consume, ya que el mundo en que vivimos ha llevado la importancia del consumo a tal punto que es indispensable en todo sentido.
Es aquí donde entra el concepto de felicidad, por el hecho de que el consumo se ha vuelto tan cotidiano y tan natural para el hombre que por él pasa también su satisfacción personal, su felicidad. Creemos que en realidad, es el mismo sistema el que ha colocado al consumo junto con la felicidad, porque así se estarían asegurando las ventas. “La sociedad consumista debe evitar ante todo que los consumidores estén enteramente satisfechos, de lo contrario el consumo se detendría. Cuando una necesidad ha sido satisfecha es preciso crear otras nuevas, por eso el objetivo fundamental es despertar los deseos de los consumidores para luego convertirlos en necesidades”(5).
Es importante decir qué concepto de felicidad es el que más se adecua al vinculo entre felicidad y consumo, este concepto es el hedonista, ya que la felicidad asociada al consumo se basa en que “ser feliz es experimentar placer y conseguir evitar el dolor”(6), este concepto epicureista de la felicidad, es de cierta forma modificado y adaptado al consumismo, ya que placer es algo que dura poco, al igual que la satisfacción que nos da el adquirir o consumir algo.
El que hoy la felicidad este basada en el consumo, hace que si se satisface, se genera automáticamente una nueva insatisfacción que solo se resuelve con un nuevo consumo y así se mantiene el mercado: creando artificialmente nuevas y cada vez más necesidades.
Para nada es positivo el efecto de este descontrolado consumismo, ya que “este se ha convertido en un estilo de vida que ha generado insatisfacción permanente, frustración y trastornos […], al fomentar mediante la publicidad diversos…” (7) estereotipos que detrás buscan la venta.
Es interesante señalar lo que plantea José Ramón Santolalla Presidente de AICOA en su artículo ¿Es el consumo la base de la felicidad?, allí establece que: “El acceso al consumo colectivo, familiar o personal, sea cual sea el nivel de bienestar de cada Sociedad Actual, pasa necesariamente por tres fases sucesivas, según éstas se vayan superando sucesivamente por este orden: En primer lugar, el consumo como necesidad de nivel mínimo de supervivencia en una vida en Sociedad avanzada. Consumo básico, íntimo, personal o familiar. Luego, consumo como imitación para alcanzar un “Status Social” de prestigio reconocido por los otros, o sea consumo como proyección externa hacia los demás. Y finalmente el Consumo como satisfacción egocéntrica no justificada por una necesidad real. Consumo por el consumo, creando adicción patológica”(8) .
Estas tres etapas que explica Santolalla, pueden aplicarse ya sea a las personas por separado como a la humanidad, ya que en definitiva, el avance de la forma de consumo sigue esa línea en la historia del hombre. Hoy en día vamos camino a la tercera de las fases mencionadas, ya que en la “cultura posmoderna se acentúa el individualismo hasta el nivel de egoísmo”(9) , las personas hoy en día están acostumbradas a tener una actitud egocéntrica a la hora de consumir que esto se torna ya contradictorio a la idea de consumir por satisfacción de necesidades. Este modo de vivir ha producido, podría decirse, riquezas y bienestar material pero evidentemente no todo ha sido bueno.

Con el paso de los años, el hombre ha ido buscando consumir únicamente para dar una imagen de poder, esto a nuestro entender no tiene mucho sentido ético porque si simplemente consumimos para mostrar una imagen de poder, y demostrar que con ello somos mas; que queda para aquellos que en cambio no pueden hacerlo, solo quedarían unos pocos al mando del poder y entonces de la felicidad.
Los nuevos valores que esta planteando este nuevo modo de vivir y de consumir nos va a llevar directamente al vacío, desde lo que son las ideas y lo que son los sentimientos. Vivimos en un mundo en el que todo es descartable, incluso las personas, los valores. Todo se vuelve rápido, superficial.
El hombre desde siempre ha buscado la felicidad, y ahora se encuentra confundido por los mecanismos del sistema que lo obligan o convencen de que lo bueno y lo que los hará felices será lo que compren, lo que consuman. El mercado se ha vuelto totalmente hipócrita y manipulador, y con el fin de continuar vendiendo termina jugando con lo más importante y valioso de una persona: su felicidad.
Las personas pasan su vida entonces tras objetos y cosas comprables que no les llegan ni a los talones a aquellos momentos de real felicidad que poco tienen que ver con dinero o cosas materiales.
Pero como dice Amartya Sen en “Opulencia, bienestar y libertad”(10), “tener bienestar no es algo externo sobre lo que se tiene capacidad de disposición, sino algo interno que se consigue…” El problema de hoy en día está en que la gente equivoca el camino que le llevara a la felicidad, “al examinar la faceta de bienestar de una persona, se puede prestar atención legítimamente al conjunto de capacidades de una persona y no solo al vector de realización que ha elegido”(11) … El sistema nos hace ver solamente un lado de la moneda, el lado del “vector elegido”, es por esto que el ser feliz ha dejado de estar en las capacidades y lo interior de una persona y se ha situado en el exterior. “Una vida buena es, entre otras cosas, también una vida de libertad”(12) , y en la medida en que nos vemos manejados por el sistema no somos libres, y por ende nunca seremos felices si no abrimos los ojos, y buscamos lo bueno en lo no consumible.

Notas
1 Repartido: “La sociedad de consumo”.
2 http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=necesidad
3 http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=necesidad
4 Adela Cortina “Ética del Consumo”
5 Repartido: “La sociedad de consumo”.
6 Repartido: “La felicidad se dice de muchas maneras”.
7 Repartido: “La felicidad se dice de muchas maneras”.
8 http://www.noticias.com/opinion/es-consumo-base-felicidad-3m1.html
9 Obiols, Lógica y filosofía. Epílogo. Pág. 253
10 Sen, Amartya – “Bienestar, justicia y mercado” 1997.
11 Sen, Amartya – “Bienestar, justicia y mercado” 1997.
12 Sen, Amartya – “Bienestar, justicia y mercado” 1997.

Bibliografía:
• Cortina, Adela “Ética del Consumo”
• Cortina, Adela “La felicidad se dice de muchas maneras”.
• Obiols, G. “Lógica y filosofía”
• Sen, Amartya, “Bienestar, justicia y mercado”, 1997.
• http://www.noticias.com/opinion/es-consumo-base-felicidad-3m1.html
• http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=necesidad

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