lunes, 18 de junio de 2012


EL ARTE DE TENER RAZÓN

La dialéctica erística constituye un arte de discutir, pero de discutir de tal modo que se tenga razón, tanto lícita como ilícitamente. Respecto a un asunto puede tenerse, ciertamente, razón objetiva y sin embargo, a ojos de los presentes o bien a los de uno mismo, parecer falto de ella. […] En efecto, la verdad objetiva de una tesis y su validez en la aprobación de los contrincantes y los oyentes son dos cosas bien distintas.

¿Cuál es el origen de esto? La maldad del género humano. Si no fuese así, si fuésemos puros por naturaleza, simplemente intentaríamos que la verdad saliese a la luz en todo debate, sin preocuparnos en absoluto de si ésta se amolda a la opinión que previamente mantuvimos, o a la del otro; eso sería indiferente o en cualquier caso, algo muy secundario. La vanidad innata, que tan susceptible se hace ver en lo que respecta a nuestra capacidad intelectual, no se resigna a aceptar que aquello que formulamos primero resulte falso, y verdadero lo planteado por el adversario. Tras esto, cada cual no tendría otra cosa que hacer más que esforzarse por juzgar correctamente, para lo que primero tendría que pensar y luego hablar. Pero en la mayor parte de los seres humanos, junto a la vanidad natural también se hermanan la charlatanería y la innata improbidad. Hablan antes de haber pensado y aun cuando en su fuero interno se dan cuenta de que su afirmación es falsa y que no tienen razón, debe parecer, sin embargo, como si fuese lo contrario. El interés por la verdad, que por lo general muy bien pudo ser el único motivo al formular la supuesta tesis verdadera, se inclina ahora del todo al interés de la vanidad: lo verdadero debe parecer falso y lo falso verdadero.

ARTHUR SCHOPENHAUER ; El arte de tener razón expuesto en 36 estratagemas
Editorial Quadrata, Buenos Aires, 2007. Pp. 27-28

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