EL ARTE DE TENER RAZÓN
La dialéctica erística constituye
un arte de discutir, pero de discutir de tal modo que se tenga razón, tanto lícita
como ilícitamente. Respecto a un asunto puede tenerse, ciertamente, razón
objetiva y sin embargo, a ojos de los presentes o bien a los de uno mismo,
parecer falto de ella. […] En efecto, la verdad objetiva de una tesis y su
validez en la aprobación de los contrincantes y los oyentes son dos cosas bien
distintas.
¿Cuál es el origen de esto? La
maldad del género humano. Si no fuese así, si fuésemos puros por naturaleza,
simplemente intentaríamos que la verdad saliese a la luz en todo debate, sin
preocuparnos en absoluto de si ésta se amolda a la opinión que previamente
mantuvimos, o a la del otro; eso sería indiferente o en cualquier caso, algo
muy secundario. La vanidad innata, que tan susceptible se hace ver en lo que
respecta a nuestra capacidad intelectual, no se resigna a aceptar que aquello
que formulamos primero resulte falso, y verdadero lo planteado por el
adversario. Tras esto, cada cual no tendría otra cosa que hacer más que
esforzarse por juzgar correctamente, para lo que primero tendría que pensar y
luego hablar. Pero en la mayor parte de los seres humanos, junto a la vanidad
natural también se hermanan la charlatanería y la innata improbidad. Hablan
antes de haber pensado y aun cuando en su fuero interno se dan cuenta de que su
afirmación es falsa y que no tienen razón, debe parecer, sin embargo, como si
fuese lo contrario. El interés por la verdad, que por lo general muy bien pudo
ser el único motivo al formular la supuesta tesis verdadera, se inclina ahora
del todo al interés de la vanidad: lo verdadero debe parecer falso y lo falso
verdadero.
ARTHUR SCHOPENHAUER ; El arte de tener razón expuesto en 36 estratagemas.
Editorial Quadrata, Buenos Aires, 2007. Pp. 27-28
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