martes, 3 de julio de 2012

Si vamos a discutir, hagámoslo bien


El argumento ad hominem (contra el hombre) es aquel que en lugar de atacar la idea que se desea discutir, se dirige contra la persona que la sostiene. 

En una de sus formas, ad hominem abusivo, ataca la credibilidad de la persona, cuestionando su carácter, capacidad, integridad o inteligencia. Por ejemplo, al decir: "Esta propuesta es mala porque la defienden los radicales" de derecha o de izquierda.

En otra de sus formas, ad hominem circunstancial, busca poner en evidencia una posible inconsistencia entre la opinión vertida y quien la afirma ("No me digas que no fume, si vos fumás dos paquetes por día") o bien acusar al interlocutor de tener esa opinión debido a sus prejuicios o intereses ("vos opinás que el impuesto a la venta de casas es una medida inadecuada porque te dedicás a los negocios inmobiliarios"

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