¿Tiene sentido empeñarse hoy, a finales del siglo XX o comienzos del
XXI, en mantener la filosofía como una asignatura más del bachillerato?
¿Se
trata de una mera supervivencia del pasado, que los conservadores ensalzan por
su prestigio tradicional pero que los progresistas y las personas prácticas
deben mirar con justificada impaciencia?
¿Pueden los jóvenes, adolescentes más
bien, niños incluso sacar algo en limpio...?
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