
La posibilidad y la invitación a disponer libremente de la capacidad
de pensar que tiene el hombre es una consigna de la Ilustración, articulada con
una nueva manera de pensar la historia. La historia hace referencia al
encadenamiento de hechos objetivos que tienen un orden y un sentido, en tanto
puede ser evaluada como un movimiento que tiende de manera lineal al progreso
de las sociedades. Este progreso tiene como motor principal la capacidad de la
razón del hombre, la luz natural que es capaz de alumbrar los rincones más
oscuros y tenebrosos que aún permanecen como vestigios medievales,
representados especialmente por la monarquía absoluta, la religión, la intolerancia,
la superstición. La confianza de los iluministas
en la capacidad de la razón se traduce en la importancia que dan a la educación
como proceso capaz de sacar a las personas de la oscuridad en la que permanecen
debido a su ignorancia y a la subordinación a las opiniones de otros que
ofician – diría Kant - como tutores. Un intento de sistematizar una
visión ilustrada del conocimiento es la Enciclopedia,
proyecto encaminado por Diderot y D’ Alembert con la finalidad de sistematizar y
hacer llegar al pueblo una perspectiva que contrarrestara las enseñanzas de la revelación cristiana.
La importancia de generalizar la capacidad de elevarse, mediante la
reflexión, por sobre los saberes de la tradición o de las pautas de conducta
heredadas sin examen, es común a los representantes de la Ilustración. Esta se
mueve en dirección de la autonomía, de la toma de conciencia de los individuos respecto
de sus condicionamientos y libertades, y de la superación de la dependencia de los
tutores que indican lo que hay que hacer, liberando de la carga de la
reflexión, de la responsabilidad de la decisión, pero al mismo tiempo asumiendo
el poder de pensar, decidir y actuar por los otros.
El uso público de la razón es, de acuerdo a Kant, aquel mediante el
cual el ciudadano en cuanto tal comunica sus reflexiones públicamente; este uso
es el único que puede producir la Ilustración entre los hombres, quienes son
capaces de ilustrarse a sí mismos en la medida en que tienen y ejercen la
capacidad de hablar en nombre propio y reflexionar con libertad ilimitada sobre
los asuntos comunes. Por otro lado, distingue Kant al uso privado de la razón,
como aquel que puede hacer un sujeto que desempeña una cierta responsabilidad o
cargo civil. (Kant [1784] 2001) Este uso está restringido por las implicaciones
y consecuencias que tiene el desempeño de dicha responsabilidad de acuerdo a lo
estipulado por las autoridades y por la descripción de la función pública. Kant
sostiene que el uso público de la razón debe ser absolutamente libre, pero que
el uso privado no puede serlo (justamente por ello es privado de libertad
irrestricta) Por ello el príncipe
ilustrado no debe temer que las críticas públicas de las cuestiones comunes
a todos los ciudadanos y gobernantes pueda poner en jaque su autoridad, en
tanto “… sólo alguien que por estar ilustrado no teme las sombras y, al mismo
tiempo, dispone de un ejército numeroso y disciplinado, que les garantiza a los
ciudadanos una paz interior, sólo él podrá decir algo que no es lícito en un
Estado libre: ¡razonad tanto como queráis y sobre lo que queráis, pero
obedeced!”. (Kant [1784] 2001) Es
decir que Kant cree que la libertad de pensamiento no solamente no mina el
orden público en la medida en que la obediencia está garantizada por el poder
real del príncipe, sino que en virtud de la capacidad esclarecedora de la razón
y de su intercambio público, las decisiones del príncipe podrán ser más
racionales. Después de todo, como señalaba Locke, el pueblo no se rebela por
nimiedades, pero sí cuando se siente víctima de aquellos que deberían proteger
sus derechos.
Desde este punto de vista, la noción lockeana de derecho a la
rebelión, contribuye con el proyecto de la Ilustración, en tanto pone a prueba
de forma permanente la justicia de las acciones del Príncipe, cuya consistencia
con la misión confiada a las autoridades podrá ser evaluada mediante el uso
público de la razón, contribuyendo con un ejercicio del gobierno menos
dogmático, iluminado por la luz de la razón. Asimismo, en tanto recae sobre el
pueblo mismo la responsabilidad excluyente de determinar si el monarca se ha
apartado de su misión, el ejercicio de este derecho de rebelión requiere la
participación en el proceso de ilustración en el cual las razones puedan ser
dadas a publicidad y discutidas racional y argumentativamente de manera
irrestricta.
Cropsey, J. & Strauss,
M. (1963) History
of Political Philosophy. 3rd. Edition. University of Chicago Press,
Chicago, 1987.
Kant, Immanuel (1784) ¿Qué es la Ilustración?. En “¿Qué es la ilustración? Y otros escritos de
ética, política y filosofía de la historia”. Alianza Editorial,
Madrid, 2001.
Locke, John (1690) Dos ensayos sobre el gobierno civil. Planeta Deagosini, Espasa-Calpe, Barcelona, 1996
© Filosoferos 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario